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El Opus Dei pide algo insólito a la productora de 'El Código Da Vinci'


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Tratar a la gente como si fueran imbéciles es algo que no debería permitirse, es algo que no debería tolerarse. Cuando un espectador ve una película no tiene porqué conocer ciertos detalles, ya tengan que ver con la base literaria de un film, o si los hechos son verídicos, o parcialmente basados en hechos reales, o si el director es gay, o un actor fue despedido a mitad del rodaje, o el compositor tardó medio día en componer una banda sonora, o lo que sea. Cada espectador tiene derecho a disfrutar de un film como le venga en gana, y juzgarlo desde la perspectiva que le venga en gana. Puede que haya gente que no sepa ver cine, no lo dudo, puede que haya espectadores a los que no deberían dejar entrar jamás en una sala de cine, me consta. Pero no me creo ni lo más mínimo que haya un sólo espectador que no sepa que lo que va a ver en una película siempre es pura ficción. Incluso cuando el film está basado o inspirado en hechos reales, todos somos conscientes de que el cine transforma esos hechos, y los adapta a su lenguaje, creando algo puramente ficticio, algo irreal.

El escándalo que se está formando alrededor de ‘El Código Da Vinci’, tanto el libro como la película, me parece totalmente exagerado y desproporcionado. A estas alturas ya nadie duda de que el film va a ser uno de los más taquilleros de este año. Yo me atrevería a decir que va a ser uno de los más taquilleros de toda la Historia del Cine. Y también me atrevo a decir que no necesitaba de toda esta publicidad gratuita que le están dando para serlo. Ahora, El Opus Dei, ha pedido a la productora de la película que ponga un rótulo avisando a los espectadores que los hechos que se narran en el film son ficticios.

¿Los del Opus Dei van al cine?, la respuesta es sencilla: NO. Porque si fueran, descubrirían para asombro de todos, que prácticamente todas las películas que se han hecho en la historia tienen ese rótulo. En el cine moderno suele aparecer al final, más o menos donde pone el copyright y dice algo así como “todos los personajes y hechos de esta película son ficticios, y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”. Incluso cuando una película está basada en hechos reales se indica que tales hechos en los que se han inspirado, han sido cambiados para convertirlos en ficticios. Ah, claro, es que resulta que no se quedan a ver todos los títulos de crédito, porque cuando las letras empiezan a salir, la gente escapa de la salas como almas que lleva el Diablo.

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