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El Rambo musulmán

El político alemán Edmund Stoiber, al ver el film, consideró indignado que era “una película racista e irresponsable, que no favorece la integración sino el odio”. Lo curioso es que no hablaba de una de Van Damme, Steven Seagal, Sylvester Stallone o Arnoldo Schwarzenegger, sino de El valle de los lobos, dura y brutal película de Serdar Akar que arranca con la irrupción de unos soldados USA en una boda que festejan pacíficamente turcos, kurdos y árabes.

Los yanquis podan medio árbol genealógico, y hasta el novio es asesinado de un disparo en la cabeza. Es entonces cuando hace su aparición al que llaman El Rambo Alemdar, vengador turco, castigador de los EEUU. El filme, que hace referencia a la prisión iraquí de Abu Ghraib, enseña cómo a un preso le extirpan órganos y hasta un atentado suicida, está arrasando entre los jóvenes germano-turcos, que flipan en pantalla grande con su héroe, el agente Polat Alemdar, personaje llevado al cine tras el éxito de una serie de televisión sobre el mismo tiparraco. Mientras, los políticos se rasgan las vestiduras y piden la retirada del film, piden censura.

Políticos conservadores alemanes han pedido que se retire el film por considerar que fomenta los sentimientos contra EEUU y Occidente y la principal asociación de judíos de Alemania también ha pedido su retirada de las salas por su contenido antisemita. La comunidad germano-turca, en cambio, se ha pronunciado contra la prohibición.

El valle de los lobos (en referencia a Irak) es la producción más cara de la historia del cine turco, ha costado 8,4 millones de euros y es ya un éxito: La película ha logrado sólo en Alemania casi 266.600 espectadores y se estrenará próximamente en Rusia, Estados Unidos, el Reino unido, Egipto y Siria.

Edmund Stoiber, el político con el que arrancaba este arítulo, ha pedido una respuesta al gobierno turco: “Tras el positivo papel de Turquía en la polémica suscitada por las caricaturas de Mahoma, ahora sería necesaria una declaración de rechazo hacia esta película que fomenta el odio hacia Occidente”.

Hemos estado décadas soportando las salvajadas fachas, racistas, sexistas, patrioteras y violentas de los Rambos norteamericanos de turno y ningún político occidental demócrata tuvo entonces los redaños de pedir al presidente norteamericano que cerrasen las salas de cine donde se proyectaba una de Chuck Norris. ¿Quizá porque las víctimas de los cachas paramilitares eran el jodido Charlie que se agazapa en la jungla o los moritos tontos que arrastran sus kalashnikovs por las montañas afganas? Hipócritas…

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