Blogia
.

DEBE ACABAR

DEBE ACABAR

La Real quiere ponerle fin a una Liga de decepciones con un triunfo en casa que certificaría la permanencia.A los de Bakero les bastaría un empate si el Alavés pierde pero el Celta quiere apurar sus opciones de Champions.

No hay marcha atrás. La Liga llega a su fin y la Real no puede dejar escapar ninguna oportunidad más. Porque sólo quedan dos. Y porque jugársela al todo o nada en la última sería no apto para cardíacos. El sufrimiento viene siendo una constante desde hace meses. El equipo ha ido de más a menos, mucho menos, y la consecuencia no es otra que la de tener que padecer otro final de campaña angustioso, a más no poder. Después de desaprovechar las ocasiones de las que dispuso ante el Sevilla y el Cádiz, la visita del Celta hoy a Anoeta debe significar un punto y final. Los tres puntos garantizarían la permanencia en Primera, dando carpetazo a una temporada de decepciones, de sinsabores, que ha terminado como nadie quería, con una agonía difícil de soportar a sus espaldas.

La Real lo tiene en su mano. Incluso un empate podría bastarle, siempre y cuando el Alavés pierda en La Romareda ante un Zaragoza que se está arrastrando por los terrenos de juego en el último mes y medio. Por eso, no hay margen para la especulación. Los pupilos de José Mari Bakero dicen adiós a su parroquia de Anoeta hasta la próxima temporada y tienen la obligación de hacerlo dejando un buen sabor de boca. Algo que, precisamente, no ha dejado a lo largo y ancho de esta aciaga Liga.

Después del atraco sufrido en el Ramón de Carranza, muchas de las miradas estarán puestas en el árbitro, Fernández Borbalán, pero convendría no centrarse en la actuación del trencilla y sí en la del rival, un Celta que tiene en su mano el billete para la Copa de la UEFA pero que quiere apurar sus pocas opciones de Champions League. El conjunto de Fernando Vázquez no va a venir de paseo y seguro que opondrá resistencia y de la buena.

La clave estará ahí. En la actitud de unos y otros. En la cabeza y en el corazón de los jugadores de uno y otro equipo, en sus miradas cuando salgan al terreno de juego. El que crea que tiene más en juego ganará. Y es la Real, no hay dudas, la que más se juega. Porque se necesitaría una larga lista para enumerar todos los aspectos negativos de un descenso. Para el Celta, en definitiva, la Champions supondría la guinda del pastel, pero no hará que la temporada sea más exitosa de lo que ya es.

Así, la tarde se presenta muy sufrida. Porque además de en Anoeta, la Real también juega en La Romareda y en El Sardinero -el Racing recibe a Osasuna-. Nervios a flor de piel. A nadie se le olvidará el transistor. Montjuïc debería ser un trámite. Pero para eso los txuri urdin deben cumplir y realizar los trabajos domésticos de la mejor manera. Tres puntos y adiós al sufrimiento. Y luego, eso sí, un profundo análisis. Decisiones importantes y movimiento en el vestuario. Pero primero, hoy. Sólo hoy

0 comentarios