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Entrar en las salas con productos de fuera del local es legal

Pocos pueden permitirse ir al cine, comprar palomitas y coca cola, cenar y tomar unas copas sin dejar la tarjeta frente al peligro de la anorexia. Dos personas, 12 euros, una auténtica burrada. Y encima parece que no nos podemos quejar, porque en otros países la cosa está peor.
Este fin de semana Borja Hermoso, rescatando conclusiones de un informe de Facua (Federación de Consumidores en acción), ha publicado en El mundo un artículo realmente interesante.

En ‘Cine por las nubes, cine por los suelos’, el periodista refleja la vergonzosa diferencia que hay en los precios de las entradas de un cine de Úbeda (3,50 euros) y otro de Barcelona (nada menos que 6,60) y en general llegando hasta un 110% de diferencia máxima entre unas ciudades y otras. Entendiendo y esperando la cantinela de que “el mercado es libre”, uno podría contestar sencillamente que el nivel de las proyecciones a las que estamos acostumbrados NO VALE 6,60 euros.

A parte de reflejar en su informe las brutales diferencias en las entradas, una de las llamadas de atención de Facua es que los cines prohíben entrar en las salas con productos comprados fuera del local, cosa que es completamente ilegal según la federación. Así que no os corteis si alguien os llama la atención por comprarsos la cocacola, las patatas o las palomitas en el chino de en frente, pueden montar (si tienen ganas y tiempo) el pollo porque están incurriendo en algo ilegal. ¡Qué bastante cuesta ya la entradita de marras y a veces con un sonido y una calidad de proyección que son también de denuncia!

Según el informe, los que van más al cine somos vascos y catalanes y la mayor preocupación de los dueños de las salas está relacionada, precisamente, con las palomitas y los productos comestibles. En el reportaje de Hermoso, Mauricio Chiclana, empresario, asegura que “el 60% de cada entrada se lo lleva el dueño de la película, así que si no fuera por las palomitas y las cocacolas, esto no podría mantenerse, es así de claro. El consumidor no sabe que de cada entrada un 60% es para el distribuidor, un 7% es IVA y un 2% es para la SGAE. Al exhibidor le queda un 30%”.

Remata Chiclana diciendo que los dueños de las salas no se sienten amparados por el gobierno y que las majors (grandes productoras y distribuidoras norteamericanas) los castigan por rebajar los precios, negándoles películas para exhibir y controlando el mercado como les da la gana.

La cruda realidad para los exhibidores es que se siguen perdiendo millones de espectadores, los DVD´s cada vez llegan antes a los vídeo clubs o a las estanterías, que la gente prefiere esperar a alquilarlos (y piratearlos) o comprarlos a gastarse semejantes sumas de dinero mientras se arriesgan a una mala proyección, a gente maleducada que habla, a tipos charlando amigablemente por el móvil en plena proyección o a engullidores de palomitas ruidosos y sucios.

Más de uno se va a tener que poner las pilas y tomar decisiones sensatas. Y seguir subiendo a cuentagotas las entradas no creo que sea, desde luego, una de ellas.

http://www.facua.org/facuainforma/2003/lgdcu.pdf

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