Atheltic 1 Real 1....Ongi etorri MIKEL!!!!
Ellos no lo sabían, pero el homenaje era a Aranburu. Ellos habían preparado toda la fiesta para sacar a hombros a Julen Guerrero, 'la perla' que se marchó entre lágrimas, pero la historia no juega a fútbol y quien ayer estaba de fiesta era Mikel, por volver a sentirse futbolista después de que un animal le sacara de lo que mejor sabe hacer de forma brutal e inaceptable.
Ellos se las prometían muy felices cuando Aduriz sacó provecho de una maniobra burda, sucia, tramposa, para adelantar al Athletic de forma ilegal, con la total colaboración de un linier pelirrojo de cuyo nombre no quiero acordarme. Ellos creían que la Aste Nagusia iba a terminar con la sexta victoria consecutiva en el derbi, pero no habían calculado que el fútbol, no siempre pero sí en ocasiones, guarda pequeñas intrahistorias que permiten hacer justicia divina con tipos absolutamente maravillosos como Aranburu. El héroe de la Real en la primera jornada.
El azpeitiarra se lesionó hace prácticamente nueve meses. Lo de se lesionó es un eufemismo de mal gusto. Lo acribillaron, lo machacaron por siete costados diferentes. Oriol, un tipo que dice llamarse a sí mismo central, le masacró la rodilla de tal manera que hubo quien pensó que no volvería a jugar a fútbol. Nueve meses después, Aranburu jugó sus primeros 45 minutos oficiales y el destino le reservó un minuto de gloria que difícilmente olvidará. Le reservó ese papel de héroe que tan poco le gusta desempeñar desde su modestia guipuzcoana. Le reservó esa sonrisa blanca inmaculada que tantas veces acompaña a los goles de la Real, porque pocos jugadores hay que expresen tan claramente la alegría que les supone que la Real marque un gol. El que siempre llega el primero a las celebraciones. Esta vez el centro de la piña, el objeto de la alegría era él, el protagonista, el centro de todas las agradecidas miradas txuri urdin. El hombre del partido.
Aranburu había aparecido al partido decidido. Sabe cómo se juega un derbi y sabe que el fútbol no espera a nadie. Aunque haya estado nueve meses parado, nadie se iba a acordar de eso. Nadie le iba a tratar con condescendencia. Él lo sabía y sólo buscó el empate que necesitaba el equipo con la misma determinación de siempre, como si no se hubiera lesionado. Le costó encontrar el sitio y con el balón sufrió como lo ha hecho durante la pretemporada. Se metió en algún lío que otro pero a medida que avanzó el partido, empezó a dejar algún detalle de los suyos. Porque el fútbol no espera a nadie, pero tampoco olvida y entiende rápido quién sabe de qué va la cuestión.
Faltaban sólo tres minutos cuando Prieto encaró para destrozar a Casas, colocó el balón en el corazón del área y tras la magistral dejada de Díaz de Cerio, ahí estaba él, con esa llegada de seda, con esa izquierda salvadora, para reclamar el papel que Oriol le ha robado en los últimos meses. Aranburu regalaba a la Real el primer punto de la temporada en un acto de justicia divina.
Atraco del linier
Porque si justo fue que el azpeitiarra tuviera el honor de lograr el empate, más justicia tuvo la igualada en sí. Porque si bien la Real no tuvo juego en los últimos 40 metros de campo, había controlado el partido con total comodidad ante un Athletic atemorizado, presa de su reciente pasado y de sus escasas virtudes, más allá de la amenaza de Aduriz, la clase de Yeste y la marrullería de Etxeberria, más capaz ya sólo de provocar faltas laterales que de otra cosa.
Sólo un accidente podía variar el rumbo de una primera parte de 0-0 clara, de control txuri urdin y en la que, incluso, el remate más claro había sido de Gari tras cazar un rechace, cuando Aduriz y el linier firmaron la trampa que permitió al Athletic adelantarse. El usurbildarra le dio un manotazo a un balón por encima de su cabeza a la salida del córner y el linier, valiente él, lo transformó en penalti ante la iracunda reacción de todo el conjunto txuri urdin. Aduriz, excesivamente sucio todo el partido como en un codazo final que le propinó a Riesgo absolutamente fuera de lugar, concretó el atraco.
La figura del linier protagonista gana enteros en el fútbol. Ya lo sufrió la Real la pasada temporada. No se conforman con no ver un solo fuera de juego sino que encima influyen en el juego con decisiones presuntamente valientes -me gustaría verle pitar eso en Anoeta a favor de la Real- que condicionan del todo un partido. El de ayer de forma radical ya que situó a la Real en la tesitura de remontar cuando tenía el partido totalmente controlado. En pleno desconcierto, Riesgo estuvo a punto de encajar el segundo tras una perdida que terminó en una contra. A Gabilondo le faltó un centímetro para empujar en la raya.
El partido tenía poco y a la Real le costó imponerse en la segunda mitad. Con problemas en la salida del balón, le costaba conectar con los últimos 30 metros y en alguna perdida se arriesgaba al 2-0. La determinación, sin embargo, era txuri urdin y con el empuje de Alonso, la clase de Prieto, las dobladas de Gerardo y la frescura de los Aranburu, Felicio y Cerio, que salieron del banquillo, se intuía que si la Real era capaz de llegar con control a los últimos metros, la igualada era posible. El Athletic, menor, se fue acobardando y esto posibilitó un acoso mayor de la Real que en cuanto dio con una tecla buena, hizo justicia. Fue sólo a tres minutos para el final. Mejor para el Athletic. Con diez minutos más, habría perdido. Para la Real, mereció la pena esperar. Sólo por ver esa cara de alegría de Aranburu. Ongi etorri, Mikel!!
VIA:MD
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