Esta vez tampoco
El segundo amistoso en Inglaterra se saló con un empate sin goles tras un partido en el que faltó un poco de todo. Bien atrás en la primera mitad, al equipo le faltó ataque y cuando se soltó un poco en la segunda, se arriesgó a la derrota.
La Real tampoco pudo apuntarse la victoria en el segundo partido de la pretemporada en el que volvió a evidenciar que todavía está lejos de su velocidad de crucero. Con severos problemas para generar peligro en la primera parte y con una excesiva distancia entre líneas en la segunda mitad que le colocaron en el abismo de la derrota, los txuri urdin ofrecieron otro partido en el que el equilibrio entre el juego de ataque y defensa todavía es una quimera.
Dejar la portería a cero, al menos, le aseguró el empate. Esta primera mitad de la pretemporada Bakero la va a emplear para hacer todo tipo de pruebas y, por tanto, hay que estar preparados para que a la Real le cueste ser un equipo completo. El técnico mezcla mucho y siempre hay alguna carencia. Cuando atrás está bien le falta, cuando llega no remata y si su juego se alegra mucho, se asoma a la derrota.
Son síntomas habituales del verano que, en cualquier caso, conviene no perder de vista. El mayor problema que volvió a encontrar la Real en toda la primera parte estuvo en la iniciación del juego a partir de la posición de medio centro. Atrás no pasó apenas apuros. La única ocasión que concedió la abortó Riesgo con un paradón pero fue incapaz de convertir su aparente control de la situación en algo concreto.
El balón murió casi permanentemente en la conexión entre Rivas y los tres creadores que jugaron por delante suyo, Novo, Stevanovic y Felicio, incapaces de dar el balón en ventaja a Prieto y Kovacevic. Aunque en los entrenamientos previos había ensayado con una defensa de tres centrales, el adiós de Brechet llevó a Bakero a mantener la línea de cuatro durante todo el partido. Con Ansotegi y Labaka como centrales en la primera mitad, con González y Rekarte, por la izquierda, a sus costados y Rivas por delante.
La línea de jugones anteriormente mencionada anunciaba una presunta fluidez en la posesión pero el ritmo volvió a ser cansino, incapaz de desbordar a nadie. La sensación fue, si cabe, un poco frustrante ya que el partido no manejó las claves del disputado en Doncaster. Si allí la Real se topó con un campo estrecho y un equipo que se declaró manifiestamente inferior desde el principio, que se entregó a las claves más rudimentarias de este juego como cuaderno de bitácora, ayer se topó con un escenario de más alcurnia.
El estadio era mucho mejor, el césped más grande e impecable y el equipo inglés, con una mayor autoestima, planteó un partido mucho más académico y más abierto. Ante esa postura menos cerrada del rival, la Real casi nunca fue capaz de meter una marcha más al encuentro que le permitiera desequilibrar.
Rivas, bien
Atrás, con Rivas con un espectacular dominio de la situación que le permitía robar todo pese a que aparentó jugar con suficiencia, recuperaba rápido el balón pero a partir de ahí, la noche. El de Ciudad Real suelta rápido el balón y en ese primer acto fue Felicio el único que apuntó cierta intención por delante del ex del Getafe. Stevanovic estuvo desaparecido en combate, muy en la línea del año pasado, y las cinco patadas que le metieron a Novo convirtieron su habitual parsimonia en ofuscamiento.
Sólo el portugués, con una alguna conducción rápida y un par de roscas con intención, anunció cierto peligro pero la falta de entendimiento con los desmarques de Kovacevic lo dejaron en nada. Con el serbio inédito y desasistido, sólo dos balones que Prieto remató mal en el área y una contra que condujo para dejar atrás a Novo, que remató alto, fue lo único reseñable de una Real en ataque que, por el contrario, tuvo a Riesgo en su sitio, con un paradón junto a la cepa del poste, cuando Hudson remató muy duro un rechace de la defensa txuri urdin. La segunda mitad fue mucho más abierta. Un carrusel que concedió muchos más espacios y que podía haber permitido a la Real ganar pero que, realmente, le tuvo más cerca de la derrota ya que el descontrol del juego ofreció al Huddersfield las ventajas que no había tenido en el primer acto.
La defensa de la Real cambió de nombres (Cifu, Labaka, Juanito y Garrido) pero su solvencia no varió y, en cambio, es posible que la salida de Rivas del campo restara al equipo algo de posicionamiento, control y sobriedad, para dotarle de más idea. Gerardo y Alonso se pusieron al mando de las operaciones y el ex del Málaga fue quien dejó los mejores detalles del partido. En especial con dos balones parados magistralmente botados a pie cambiado, cerrados, y sobre todo con un un buen manejo del balón que permitió a la Real aparentar algo más alegre.
La realidad, sin embargo, es que la buena pelea de Gari Uranga arriba no tuvo mucho premio y que ni él ni Díaz de Ciero recibieron suficientes balones, y en condiciones, como para dañar el equipo inglés. La mejor ocasión de la Real en toda esta segunda parte, y seguramente del partido, fue una falta botada por Gerardo a ocho metros del vértice del área izquierda, cerrada, que enviada con mucha intención al segundo palo, casi sorprende al meta Glennon
1 comentario
Txiki -
Descompensación es , va a ser, la palabra de moda. Al tiempo.